Nuevamente sobre el Diálogo Armenio

Eduardo Dermardirossian
eduardodermar@gmail.com


No hace poco dije que los armenios de la diáspora deben conciliar posiciones y diseñar estrategias para abordar los temas nacionales. Dije que es hora de sentarnos a la mesa común para pensar juntos en las cuestiones que nos atañen[i], porque los cambios habidos en Armenia y en el mundo remitieron al viejo saco de la historia las diferencias políticas que hacían inviable el acuerdo. Es venida, pues, la hora del Diálogo Armenio.

Noventa años de Estado no alcanzaron para diseñar una estrategia común para los problemas armenios. Desde luego se han hecho esfuerzos para obtener el reconocimiento del Genocidio y para preservar la identidad. Pero los resultados han sido insuficientes. Acaso sea porque habitamos en lugares diferentes los armenios: unos ahí, en la República surcaucásica, otros aquí y acullá, en las comunidades de la diáspora. Acaso porque las condiciones internacionales de la entreguerra y luego la guerra fría lo impidieron.

¿Qué cosas pudieron hacerse y no se hicieron? ¿Por qué faltó una estrategia para acometer los desafíos que proponían los tiempos? ¿En qué medida el claustro soviético dejó a Armenia en estado de latencia internacional y hasta dónde esa cerrazón dejó en la orfandad a una diáspora necesitada de lazos que la remitieran a sus orígenes? En todo caso, ¿qué podemos remediar de lo que hicimos mal y qué podemos suplir de lo que no hicimos todavía? He aquí algunas cuestiones que deberá abordar la mesa del Diálogo Armenio. No me malentienda el lector, no quiero aparecer como el fiscal de la historia reciente de los armenios. Quiero reflexionar con él sobre estas cosas.

Creo que si el trabajo es acometido seria y sostenidamente puede esperarse un resultado alentador. Para ello es preciso sentarse alrededor de la mesa común y examinar con inteligencia y generosidad las cuestiones que nos conciernen. Es preciso documentarse, investigar, difundir los hechos históricos, hacer estudios prospectivos y diseñar una estrategia enderezada al logro de los objetivos aún incumplidos. Los partidos políticos, las iglesias y las otras instituciones comunitarias deberán hacer su aporte, al igual que los intelectuales y expertos armenios y no armenios. Aquellos traerán su experiencia militante y éstos su sapiencia. Genocidio y Derechos Humanos, Identidad, interculturalidad e integración, y Educación y lengua pueden ser tres capítulos que estén a cargo de otros tantos grupos de estudio.

Tres capítulos

1 - La investigación de los hechos y del derecho, el examen realista del escenario internacional y el planeamiento de las acciones deberá ser objeto del primer capítulo. A este efecto, se requerirá el concurso de juristas, historiadores, expertos en relaciones exteriores. También de museólogos para crear un Museo del Genocidio en la Ciudad de Buenos Aires, con un centro anexo de documentación y sistematización de datos. Se planteará el tema del Genocidio de 1915-1923 como una cuestión todavía irresuelta que concierne a toda la humanidad.

2 - El segundo capítulo deberá partir de un examen histórico y sociológico de los asentamientos armenios en tierras de migración, para definir un modelo de interacción que, a un tiempo, favorezca a las sociedades receptoras y resguarde la cultura y la identidad de nuestras comunidades. Se revisarán las particularidades de la cultura armenia para alentar el intercambio con la cultura argentina, indoamericana e hispana y allegar el aporte de los modernos medios de comunicación e intercambio; porque en una sociedad sana estas acciones no son opuestas sino complementarias. Y como he dicho repetidas veces, se tomará debida nota de que la preservación de la identidad no puede condicionar la inserción en el medio, sino que, al revés, una vigorosa inserción en el medio será el presupuesto necesario para preservar la propia identidad.

3 - El capítulo que se consagre a Educación y lengua tendrá que examinar en forma permanente el trabajo de las escuelas armenias y el nivel de educación que imparten, para decir a ciencia cierta por qué desertan sus alumnos. Se evaluará el funcionamiento y la eficacia de esos institutos y se planearán mejoras pedagógicas y alternativas de financiamiento para conjurar su déficit.

Este programa quiere examinar en profundidad y con realismo las necesidades de las comunidades armenias y proponer cursos de acción que las satisfagan. Quiere determinar las carencias y proyectar los remedios
[ii].

Deponer sectarismos


Hablé de examinar estas cuestiones con generosidad. En efecto, nunca como ahora se han dado las condiciones para deponer sectarismos y actitudes dogmáticas y abordar todos juntos estos temas. A decir verdad, hoy nada justifica la confrontación intracomunitaria. La República de Armenia, cualquiera sea el signo político de su gobierno actual y de los que le sucederán mañana, levanta unos intereses que coinciden con los intereses de la diáspora. El Genocidio y las cuestiones que tienen que ver con la identidad y la cultura no nos distancian sino que, antes bien, nos unen. Un acuerdo generoso implica, pues, asumir la realidad y obrar en consecuencia. Implica deponer aquellos intereses que no son compatibles con el interés del conjunto. Reaccionar ante el estímulo que nos propone el presente con visión de futuro, lo que vale tanto como decir que esa reacción deberá tener perspectiva histórica. Sólo una actitud de esta clase favorecerá a las comunidades armenias y a las sociedades donde se asientan.

La mesa de Diálogo deberá acometer los temas políticos como tales, no como temas partidarios. Porque los temas partidarios, con todo su caudal de legitimidad y valor, tienen su propio tiempo y lugar. Igual con los credos y las confesiones religiosas. Quizá sea ésta una de las mayores dificultades que debamos afrontar si finalmente instituimos el Diálogo Armenio, pero sin duda el escollo podrá sortearse respetando a cada quien y aún requiriéndole su visión y su experiencia en beneficio del propósito común.

Los órganos de gobierno e investigación del Diálogo deberán estar integrados por personas de solvencia intelectual, capacidad de trabajo y probado desapego. Porque los objetivos propuestos requieren de estas condiciones para fructificar en resultados. Un órgano de gobierno con facultades decisorias, un cuerpo fiscalizador de los recursos económicos y comisiones de estudio e investigación con funciones consultivas, pueden vehiculizar esta iniciativa. La forma jurídica y el origen y administración de los recursos serán acordados en su momento.

Deliberadamente dejo para el final las relaciones que el Diálogo Armenio tendrá con el gobierno de la República de Armenia. Porque si bien el objeto del primer capítulo es común a Armenia y a la diáspora, otras son las circunstancias que esa República debe tomar en consideración para el manejo de sus relaciones exteriores y de sus demandas y, entonces, otra puede ser su metodología de trabajo. Y porque los capítulos segundo y tercero no son de aplicación para los habitantes de aquel territorio. No obstante, es necesario estrechar vínculos con la representación diplomática de Armenia porque es ahí donde se centran los objetivos finales de toda acción comunitaria.


[i] Diario Armenia del 25 de noviembre de 2004 y edición dedicada al 90° aniversario del Genocidio.
[ii] Entre las carencias inexcusables cabe señalar, por ejemplo, la de una mutual armenia que atienda necesidades primarias como la salud, la vejez y la asignación de becas de estudio, sin dejar de considerar otros servicios como turismo, crédito y vivienda. Otra necesidad que ya no admite demoras es la construcción y edición de un diccionario español-armenio y armenio-español, con remisiones al portugués, inglés, francés, ruso, italiano y alemán, porque es con este recurso que la cultura y las demandas armenias se transvasarán a otros ámbitos.